Solo la celebración de 40 años de Constitución podía lograr el milagro de ver a Felipe González y José María Aznar compartiendo bromas en un escenario y lanzándose algunas flores. Los dos expresidentes, que han gobernado 22 de esos 40 años, reivindicaron la Constitución como “lo mejor” que le ha pasado a España en su historia reciente, durante un debate organizado por EL PAÍS y la cadena SER. González, más favorable a una reforma, admitió que al consenso constitucional “le falta épica”. Ambos, con distintos tonos, coinciden en que el gran problema es la ruptura de la lealtad constitucional por parte del secesionismo catalán.
Los dos expresidentes, enfrentados de forma feroz durante años, mostraron una inédita sintonía, con bromas constantes sobre su estancia en La Moncloa. “Él estuvo más años que yo en esa casa”, bromeaba Aznar. “Más que en ninguna otra casa”, le seguía González. “Es que te gustaba mucho esa casa. Mira que te animábamos a dejarla y no había manera”, remató el expresidente del PP recordando su célebre “váyase, señor González”.
La directora de EL PAÍS, Soledad Gallego-Díaz, lo dejó claro desde la presentación del coloquio: “Que González y Aznar hayan decidido debatir aquí es un síntoma de la vigencia de la Constitución”. El acto, que inaugura la cobertura especial que este diario ha preparado para la celebración de los 40 años de la Ley Fundamental, se celebró en el Colegio de Arquitectos de Madrid, con su colaboración, y el patrocinio de Toyota Hybrid.
González y Aznar se concentraron en buscar los puntos de acuerdo, aunque había una discrepancia muy clara: el exlíder socialista está mucho más a favor de reformar la Constitución para desarrollar el Título VIII, el que aborda la organización territorial del Estado, en un sentido federal, mientras el popular no lo ve nada claro. De hecho, el expresidente del PP cree que durante estos 40 años se ha interpretado la Constitución de manera flexible para ampliar el “reconocimiento a la pluralidad” de la nación española, y ya se ha llegado al máximo. “No tengo problema en hacer una gran reflexión estratégica sobre la Constitución española.
Pero yo digo que después de que nosotros hayamos cumplido de manera escrupulosa el reconocimiento de la pluralidad, incluso de forma excesiva para algunos, hemos llegado al máximo. Más allá de eso hay otras cosas que no pueden ser aceptadas”. González señaló que en cualquier caso hay que afrontar el problema de los dos millones de personas que en Cataluña se declaran independentistas. “Yo estoy proponiendo que se enfrente este problema, incluso para tener un disenso”, remató Aznar. “Nosotros hemos discutido en serio muchas veces pero no se nos ha ocurrido nunca romper las reglas del juego”.
La reflexión de los dos políticos que más años han gobernado en España se centró en la reivindicación del espíritu constitucional y del “régimen del 78”, una expresión que los líderes de Podemos introdujeron en los últimos años con ánimo peyorativo y que acepta ya incluso el propio González. Pero sobre todo estaban empeñados en trasladar la idea de que, pese a las enormes diferencias que hay entre los dos políticos que con más dureza se han enfrentado en los últimos años, lo importante de fondo es mantener la lealtad constitucional, que es precisamente lo que creen que ahora han roto los independentistas catalanes.
“En Girona votó la Constitución el 72,3% del censo, y a favor el 93%. Es bueno recordarlo. Era una votación, en participación y media de aceptación, muy superior a las de ahora”, abrió González. “Cuando hablan de régimen del 78 en negativo, yo quiero recordar que las circunstancias de aquel momento eran de enorme dificultad y había el temor a equivocarse y volver a las andadas [en alusión a la Guerra Civil]”.
“Yo también me siento del régimen del 78”, sentenció Aznar. “Si algo me queda por hacer en política es defender los valores de la Transición, el régimen del 78 y la Constitución, lo mejor que le ha pasado a España”. El exlíder popular hizo una inédita reivindicación de su histórico rival: “Esa generación, la de Adolfo Suárez y Felipe González, lo hizo muy bien pensando en las generaciones posteriores. En ese entendimiento participaron masiva e ilusionadamente los españoles. Alegar que la Constitución tiene defectos de origen es un grave error. Yo continué esa historia, defendí los pilares porque los heredé. Es una trayectoria histórica no interrumpida y eso es un factor de éxito de la historia de España”.
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